"Chaval" Carea Leonés de capa arlequinada
Siguiendo la estela de los pastores residentes en la ribera del Orbigo, concretamente en la localidad de Veguellina de Orbigo (León), es el turno de Manuel Fernández, originario de Genestosa de Babia, población ubicada en las proximidades de la emblemática Peña Ubiña (2417 metros).
Como la mayoría de los pastores que han aparecido por este blog, es "trasterminante" por lo que todos los veranos retorna a "sus" montañas con su ganado para pasar allí unos meses.
Durante el resto del año sus ovejas permanecen en "la ribera" y son divididas en dos rebaños, uno en la localidad de Estébanez de la Calzada y el otro en San Feliz de Orbigo. Fue en este último pueblo donde pude visitarle el otoño pasado (2010) y pasar una tarde con él, su rebaño y cómo no, con sus careas.
De Izq a Dcha: "Golfi", Manuel y sus dos ejemplares de Carea Leonés "Hippie" y "Chaval"
Con su rebaño había dos elemplares de Carea Leonés y un mestizo, resultado de un cruce entre una hembra de Carea Leonés de capa negra y un macho, también mestizo que, a su vez, tenía cruce de Pastor Vasco.
Los dos careas eran dos machos arlequinados o "pintos", de cinco y dos años. Se llamaban "Hippie" y "Chaval" respectivamente.
El perro mestizo tenía unos seis meses y se llamaba "Golfi". Trabajaba a la sombra de los otros dos, más veteranos y conocedores del oficio. El joven aprendiz se mostraba un tanto alocado pués llevaba pocos días saliendo con el rebaño. No hacía mucho más tiempo desde que se lo habían dado a Manuel
"Hippie" careando las ovejas. La verdadera razón de ser del Carea Leonés
En la tarde que compartí con Manuel, conocido entre otros pastores como el "Babiano", su rebaño transitaba entre las tierras de labor repletas de diferentes cultivos, buscando pastos y rastrojos para permanecer en estos y alimentarse. Para que estos trayectos entre los diferentes terrenos de pasto se realizaran sin traumas para los cultivos, sus perros debían ejercer su función con eficacia, tal como sucedió. Estos canes ya saben lo que se espera de ellos y solo estan pendientes de que el pastor les de una indicación, a modo de permiso, para sacar a la oveja descarriada del sembrado o del maizal de turno. De este modo, controlan las lindes casi de forma innata. Para ello, se muestran seguros y expeditivos, mostrando a las ovejas quién manda e intimidando alguna de ellas con un mordisco (supervisado y permitido por el pastor) para que el resto del rebaño sepa lo que pasa cuando se traspasan los límites del camino o del pastizal.
Sobre estas líneas, dos imágenes que nos muestran el paisaje habitual en el que se mueven los rebaños leoneses de la comarca del Orbigo. Por otra parte, entorno en el que se ha forjado el Carea Leonés como raza por lo necesario que ha sido, y es hoy día, para desarrollar satisfactoriamente esta forma de pastoreo practicada en las comarcas leonesas.
Manuel, sus ovejas y sus perros
Manuel es un pastor autóctono de una comarca impregnada por las tradiciones y costumbres pastoriles como pocas, dado el pasado trashumante que durante siglos se extendió por sus valles, laderas y picos. Heredero, por tanto, de aquellos antiguos pastores salidos de las montañas leonesas. Oficio que ya realiza su hijo, un joven veinteañero, que a su vez lo heredó de su padre, asegurando la continuidad de esta saga de pastores.
Los careas faenando
Como curiosidad, comentar que el rebaño de Manuel queda retratado en alguna de las preciosas fotografías que ilustran el estupendo libro "De Babia a Sierra Morena" (Manuel Rodriguez Pascual) pastando por las verdes laderas babianas.
Mientras queden pastores como Manuel, aún será posible observar al Carea Leonés con los rebaños desempeñando su función con eficacia por estos campos nuestros...
"Chaval"
"Hippie"
Como siempre en estos casos, mostrar mi agradecimiento a Manuel por la tarde que pasé y por la amena conversación que mantuvimos. Y también, por supuesto, por ver in situ a sus careas.
El Carea Leonés y el pastor
VIDEO
Desde que leo tu blog me fijo mucho más en los perros.
ResponderEliminarHace poco pasé para Asturias y me fijé que en Peña Ubiña aún había nieve, creo que hay años que no se llega a derretir toda.
que magna belleza y sabiduría nos regalas, infinitas gracias te da esta asturiana amiga. un besin.
ResponderEliminar¡¡Buen trabajo de recopilación!!
ResponderEliminarUn abrazo utópico, Irma.-
Gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMinipunk, me alegro de haberte despertado ese interes canino. Seguro que la peña estaba bien guapa.
Onza-Onza, esa belleza y sabiduría, está (y espero que por mucho tiempo) en nuestros campos y sus gentes. Es sabiduría popular, yo solo la muestro para recordarnoslo y para que la valoremos.
Irma, gracias por los ánimos, como siempre.
Un abrazo para todos.